Decálogo de buenas costumbres
- Si lo Hubiera Pensado Blog
- Sep 29, 2022
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Hace unas semanas caí en la trampa de Instagram, compartiendo mis rutinas de ejercicio bajo el título: las buenas costumbres. Para mi sorpresa, las buenas costumbres calaron entre mis amigos y conocidos casi de forma instantánea. Y si algo me ha encantado de la mecánica, es la responsabilidad y el compromiso que se vuelve inherente al compartir estas acciones. Por ende las buenas costumbres ya son parte de la programación regular.
Sin embargo, las buenas costumbres van mucho más allá de hacer ejercicios. Realmente son el conjunto de acciones a las que recurro para mantener la cordura. Y porque de locos, todos tenemos un poco, aquí les dejo un decálogo de lo que verdaderamente son mis buenas costumbres.
1. Ejercítate, aunque no solo por lo físico.
Si bien la principal, o mejor dicho la más obvia razón para hacer ejercicio es la salud física, la realidad es que todas las actividades deportivas comparten una cualidad única: el desarrollo de la disciplina y la resiliencia mental. De pequeña practiqué ballet y otras ramas de la danza por casi veinte años, y si algo me enseñó esa experiencia fue el valor del enfoque y la concentración, y su impacto no solo en las manifestaciones físicas del cuerpo como la fuerza y la coordinación, sino en todas las actividades de la vida.
Hoy en día practico yoga con el principal propósito de empujar mi cuerpo a límites que desconoce. Pero este trabajo empieza en la mente. Me gustan los ejercicios de alto impacto cardiovascular como correr y boxear, porque justamente requieren esa disciplina mental y resiliencia que construye la resistencia física. Requieren también de la paciencia y el autocontrol para determinar los ritmos correctos para nuestro cuerpo. Vale decir que a través de los deportes contamos con personalidades y temperamentos mucho más adaptables y fuertes ante las adversidades que el día a día nos presenta.
2. Manténte al día con las noticias.
Somos parte de un mundo mucho mayor, que no gira alrededor de nosotros. Leer los sucesos que acontecen cada día tanto en nuestro país e internacionalmente nos ayuda a aterrizar nuestras circunstancias y a comprender nuestro contexto. También nos aporta inteligencia cultural, curiosidad, el querer saber qué existe y cómo funcionan las cosas más allá de la ciudad a la que nos circunscribimos. Por igual, nos permite tomar decisiones asertivas, sobre todo aquellas de alto impacto y largo plazo.
3. Come saludable (sí, por algo lo repiten tanto).
Gran parte de nuestro estado de ánimo se deriva de nuestro estado físico. Y diariamente esa condición física depende altamente de nuestra alimentación. Todos los excesos son malos. No es comer solo verdura y privarnos de cosas que nos deleiten, pero tampoco es comer y beber todo lo que se nos antoje como si no hubiese un mañana. ¿Esa hinchazón que queda luego de una cena y una hartura? Seguro al día siguiente te sientes sin ánimos y como la peor versión de ti mismo. ¿Falta de sueño o ataques de insomnio? Es muy probable que la alimentación juegue un factor en la causa. Una régimen alimenticio balanceado permite que nuestro cuerpo vaya justo y listo para lo que necesite. Y también nos quita la tortuosa tarea diaria de decidir qué comer y qué cocinar, hehe. (O por lo menos yo no soporto no tener ese planning).
4. Lee todo lo que encuentres.
Si bien hay que alimentar y ejercitar el cuerpo, la creatividad y la curiosidad también son músculos a entrenar. Y la lectura es quizá el mejor ejercicio que existe para ello, pues nos hace asimilar la información pero también proyectarla y visualizarla fomentando nuestra imaginación. Siempre que hablo de lo mucho que me gusta leer, recuerdo una artículo de opinión escrito por Rosa Montero titulado “Más fuertes y mejores”. Recomiendo que apliquen esta buena costumbre y lo lean completo, pero igual les dejo un extracto de quizá la más importante conclusión:
"Siempre me han dado pena las personas que no leen. Y no porque sean más incultas y menos libres, aunque es bastante probable que sea así. No, las compadezco porque creo que viven mucho menos. Leer es entrar en otras existencias, viajar a otros mundos, experimentar otras realidades. Y además, ¡qué inmensa soledad la de quien no lee!"
5. Disfruta de la buena compañía.
Hemos hablado anteriormente del bien que nos hace rodearnos de personas que nos suman y estar acompañados. En efecto, es sanador. Estudios indican que las personas con vínculos sociales fuertes y saludables tienen un 50% más de posibilidades de vivir en promedio 8 años más que aquellos que viven vidas más aisladas. La ciencia indica que las relaciones sociales representan una oportunidad significativa no solo de mejorar la calidad de vida, sino también la longevidad de la misma. En reflexiones anteriores, he escrito sobre cómo el mejor regalo que pudiéramos recibir en la vida son esas amistades de verdad.
6. Encuentra pasión en celebrar las pequeñas victorias.
Nada en la vida sale tal cual queremos o pensamos el 90% de las veces. Pero sí tenemos esos pequeños micro momentos de éxito. Estos se convierten en la gasolina con la que seguimos en el caos que es el día a día. Ya es hora de dar a esos pequeños detalles la grandiosidad que se merecen, porque al final todos constituyen parte de una misma vida.
7. Empieza cada día en espacios de silencio.
Entre tanto ruido y estímulos que tenemos a diario con el Whatsapp, las redes sociales, lo correos, la gente, las llamadas, el trabajo, en la casa, nuestros días se resumen en muchas veces en el desgaste, confusión y cansancio mental. Esto lo trasladamos inconscientemente en nuestras noches de sueño, y por igual cuando empezamos cada día al despertarnos. He aprendido que continuar con esa saturación desde la primera hora de la mañana solo nos predispone y no nos permite ver cada día por la oportunidad que es. Y si bien a veces me cuesta vivir cada día a plenitud, separar una primera hora del día en la que lo único que prime es el silencio (ya sea corriendo, meditando, o leyendo), me resulta en tener mejores días con una mentalidad más abierta y receptiva a lo que se de en el camino.
8. Camina donde sea, siempre que puedas.
Siempre viene bien un poco de aire fresco. Además al caminar nos percatamos muchas veces de pequeños detalles que nos rodean y que en la prisa de llegar a los lugares muchas veces nos pasan por desapercibidos. Caminar es una acción con varios beneficios simultáneos: quemamos calorías, mejoramos nuestro estado de ánimo, extendemos nuestra calidad de vida y algunos estudios sugieren que también fomenta la creatividad. De este último punto quizá no tenemos pruebas, pero tampoco dudas. Así que hoy muchas de mis mejores reuniones creativas suceden caminando.
9. Viaja a sitios desconocidos.
No tiene que ser en un avión, ni a kilómetros de distancia. A veces hasta el rincón de la esquina que siempre ha estado ahí y no conoces sirve para dar un cambio de perspectiva y refrescar un poco la mente. Pero al final vivir con el corazón abierto y la curiosidad permanente nos deja la mayor riqueza que se puede desear: una vida cargada de recuerdos y aventuras. Atrevemos a ver lo que desconocemos solo nos deja ganancias, ya sea en lecciones aprendidas, como en buenos recuerdos.
10. Date tu lugar y prioridad a ti mismo.
Último pero no menos importante, recuerda siempre que lo más importante en tu vida eres tú. Solo si estamos bien podemos ser de servicio a los demás. Muchas veces las decisiones más difíciles se dan cuando tenemos que reconocer que las vidas que estamos viviendo o los espacios donde nos encontramos nos ponen en posiciones donde las cosas que queremos para nosotros mismos en nuestro corazón no tienen lugar. En el fondo, nuestra principal prioridad debe ser nuestra esencia, y las cosas en las que queremos poner nuestro corazón y nuestra total presencia. Esto no es sinónimo de ser egoístas, pues no se trata de acaparar ni de pisotear a los demás. Sino que siempre, en todas decisiones, el cuidado por nosotros debe ser el primer factor a considerar y nuestro norte. Solo así podremos garantizar estar en paz con nuestras decisiones.









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