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Nuestro sesgo inconsciente

Leyendo el más reciente libro de Malcom Gladwell, “Hablar con Extraños”, me topé con un concepto que me pareció bastante revelador en cuanto a cómo nos tratamos a nosotros mismos, cómo tratamos a los demás, y cómo los demás nos tratan a nosotros.

Gladwell abarca en este libro las abismales diferencias en cómo interpretamos y asimilamos a las personas que no conocemos, y los conflictos que suceden como consecuencia de ello. En su típico estilo, contando situaciones particulares que revelan una verdad común mucho más trascendental, deja sumamente claro que los seres humanos somos inútiles a la hora de interpretar y generar juicios sobre las personas a la hora de tratarlas por primera vez, o con las cuales tenemos poca relación.


La realidad que Gladwell introduce al preguntarse qué causa esta falta de entendimiento, es la “ilusión de percepción asimétrica”, presentada por psicóloga Emily Pronin. Pronin lleva toda su carrera académica estudiando cómo los seres humanos nos percibimos a nosotros mismos, y comparando esta autopercepción con cómo percibimos a los demás.


Entendamos un poco el trabajo de Pronin a través de un ejercicio sumamente ilustrativo que Gladwell incluye en su libro.


Completa la siguiente palabra como consideres:

R _ _ A

En este ejercicio hay diferentes respuestas, todas correctas. Por ejemplo, yo contesté R I S A. Pero otras posibilidades podrían ser R O T A, R E T A, R U S A, R I M A.

Continuemos el ejercicio con algunas palabras más:

F _ _ _ A
M A _ _
L _ _ R O
T _ _ A _
C _ S _
P _ I _ _

Este tipo de ejercicio, completar palabras al azar, se utiliza mucho en la psicología para probar aptitudes como la memoria.


Ahora toma la lista de palabras que formaste, y obsérvalas por un minuto.¿Consideras que estas palabras representan tu personalidad? ¿Tus creencias?


Esta misma pregunta realizó Pronin junto a un equipo de psicólogos en la Universidad de Princeton para analizar cómo nos percibimos a nosotros mismos. Por ejemplo, tomando la primera palabra, si yo contesté R I S A por instinto, ¿significa que soy una persona risueña, animada y alegre? ¿Acaso las primeras palabras que nos vienen a la cabeza definen de alguna forma quiénes somos? Todos los participantes, al contestar esta pregunta, fueron rotundos en afirmar que las palabras escritas no representan nada. Sencillamente son palabras al azar. ¿Te pasó igual?


El twist que el equipo de Pronin trajo sobre la mesa, fue intercambiar las respuestas entre los participantes. Hay que recalcar que ninguno de ellos se conoce entre sí. En esta segunda etapa, los participantes tenían que contestar en esencia la misma pregunta analizando las palabras de esa persona: ¿crees que estas palabras manifiestan algo de la personalidad de su autor?


Si crees que la respuesta mantiene alguna coherencia con la primera etapa del ejercicio… pues no. Como si por arte de magia sus memorias hubiesen sido borradas, todos los participantes no solo afirmaron que estas palabras son un indicio de la personalidad, sino que comenzaron a trazar sus análisis y juicios sobre cada autor en base a las mismas.


De aquí nos llevamos dos aprendizajes:

  • Al analizarnos a nosotros mismos, entendemos que somos personas complejas cuyos pensamientos temporales y sentimientos privados no nos definen ni revelan tanto de nosotros. Por decirlo de algún modo, nos damos el beneficio de la duda.

Y por otro lado:

  • Tenemos la convicción de que observar estos comportamientos y pensamientos de otra persona que es desconocida para nosotros, sí nos permite tener referencias y conocer suficientes rasgos de su identidad para emitir un juicio.

Esta distorsión que se da en cómo nos percibimos a nosotros vs. cómo percibimos a los demás, es lo que se conoce como la “ilusión de percepción asimétrica”. Como mencioné antes, Pronin lleva toda su carrera académica estudiando este y otros fenómenos derivados. Y este sesgo que tenemos en cómo nos percibimos a nosotros mismos en comparación con los demás sucede no solo entre desconocidos, sino también entre amigos, familiares, y hasta compañeros de habitación. Creemos que somos capaces de leer a los demás, pero que los otros no son capaces de igual manera de entender nuestra personalidad.


Esto explica el por qué muchas veces creamos ciertos roces o prejuicios hacia personas que no conocemos en entornos de trabajo, círculos sociales, académicos, en fin, en nuestras interacciones del día a día. ¿Has estado en una reunión con alguien que conoces por primera vez, e inmediatamente al salir crees que es una persona autoritaria, o difícil? O, en el otro extremo, ¿consideras que es una persona con total afinidad contigo, aunque en ningún momento tuvieron una conversación directa?


No creo que tengamos tantos avances en cómo corregir esto, pero lo que nos deja claro la ilusión de percepción asimétrica es lo siguiente: cada una de nuestras elecciones y pequeños actos, desde lo que decimos hasta cómo lo decimos, sí proyectan quiénes somos EN TODO MOMENTO, sin importar la ocasión, a pesar de que creamos lo contrario.

Y esto más que nada porque estos pequeños detalles, son la información con la que los demás entienden luego conocernos. Estas recolecciones y juicios son la base de las interacciones que tendrán posteriormente con nosotros y el trato que nos dirigirán.


No quiero decir que estamos todo el tiempo bajo una lupa, pero es más o menos así. No, la gente no está examinándonos como si fuéramos un espécimen de laboratorio. Pero sí recoge información de lo que hacemos y decimos para prepararse en caso de tener que interactuar con nosotros. Esto es bueno tenerlo en cuenta la próxima vez que por ejemplo una cajera no nos trate tan bien, o alguien se tropiece y no reaccione de la mejor manera. Puede ser que hayan tenido un mal día, que sencillamente sean personas difíciles (como seguramente decodificaríamos nosotros), o quizá que nosotros hicimos algo que observaron que los predispuso a pensar que somos un tipo de persona x.


Así que cuando tengamos el infortunio de discutir con un desconocido, antes de responder y escalar las cosas, tomemos un minuto de autocrítica para pensar, ¿qué palabras usé? ¿qué gestos? ¿Si los hubiese visto en otra persona, le estaría tratando de esta manera? Quizá así nos ahorremos alguno que otro pleito o malos ratos. En el mejor de los escenarios, no lo tomamos personal, conscientes de que son juicios emitidos bajo informaciones incompletas. Y en el peor, bueno, siempre seguirá estando aquel que genuinamente es indeseable y no conoce eso de ‘omitir pelea’.

 
 
 

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