¿Qué pasa con las vidas que no vivimos?
- Si lo Hubiera Pensado Blog
- Sep 11, 2022
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Hace unos meses me topé en LinkedIn con un artículo del Harvard Business Review titulado “Cómo reconciliarte con tu vida no vivida”, un análisis sobre la distancia entre la persona que somos y la que proyectamos ser, y qué pasa cuando esta diferencia nos causa conflicto en nuestra esencia y forma de vivir. Naturalmente hice click para leerlo, ya que para mí siempre ha sido una curiosidad, y en muchos casos fuente de preocupación, las infinitas posibilidades y variantes de nuestras vidas a las que renunciamos como resultado de nuestras decisiones.

Hace unas semanas, cuando empecé a leer “The Midnight Library” de Matt Haig y vi que trataba justamente sobre esta infinidad de versiones de nosotros mismos, no supe si dejar de leerlo para evitar que me diera un ataque de ansiedad. La novela se basa en todas las decisiones que contemplamos para vivir lo que comúnmente se denomina una vida bien vivida. Nora Seed, su protagonista, enfrenta la posibilidad de cambiar de revertir todas las decisiones que ha tomado y explorar cómo hubiese cambiado su realidad ante estos nuevos escenarios para decidir qué es una existencia satisfactoria.
El concepto de nuestras vidas no vividas y nuestras versiones alternativas no es nuevo. El antropólogo Clifford Geertz escribió en 1973 “La interpretación de las culturas”, donde reconoce que como seres humanos:
“uno de los hechos más significativos que nos caracteriza podría ser en definitiva, el de que todos comenzamos con un equipamiento natural para vivir un millar de clases de vida, pero solo terminamos viviendo una.”
Este millar de vidas al que se refiere Geertz se reduce a lo largo del tiempo por razones intrínsecas y extrínsecas. Tomamos decisiones, la sociedad nos marca pautas, eventos y sucesos inesperados como una pandemia nos hacen reaccionar y tomar rumbos no esperados, o paralizarnos y quedarnos en un único escenario permanente. Somos individuos singulares, por lo que a medida que crecemos, los plurales que se manifiestan con nuestras opciones se reducen. En una forma extraña esta realidad duele pero se aprecia. Aun cuando a veces lamentamos nuestras versiones que no hemos sido, valoramos y agradecemos quienes somos hoy.
Como usualmente vivimos súper rápido, envueltos en nuestras rutinas, raras veces nuestras versiones alternativas pasan por nuestra mente. Sin embargo, hay momentos en los que para bien o para mal, nos sentimos obligados a confrontar estas posibilidades no materializadas que se han presentado en nuestra existencia. Para muchos, yo incluida, nuestras vidas no vividas pueden ser un destino al que escapamos huyendo de la monotonía o adversidades que se nos presentan. Pero muchas veces, sin darnos cuenta, estas vidas no realizadas forman quienes somos en el presente.
Si nos detuviéramos a pensar en nuestras vidas no realizadas ¿qué dirían las mismas sobre quiénes somos? En el transcurso del tiempo mis versiones alternativas han sido una herramienta para asimilar, interpretar, o en algunos casos veces olvidar mi presente cuando no estoy conforme con éste. En más de una ocasión me encuentro apreciando cómo mi imaginación añora alguna de estas infinitas versiones a según del aspecto de mi vida que las incertidumbres y el universo sacuden o retan.
Para muchos lo único que tenemos en nuestras manos es el presente y una vida única que es tangible, la que vivimos hoy. Esto nos crea la gran carga de vivir nuestras vidas a la ‘mayor capacidad’ considerando que tenemos una única oportunidad para tener una vida con sentido. Nos obligamos a nosotros mismos a destacarnos, a ‘ser grandes’. Y en esa persecución perpetua para muchos la historia de nuestras vidas pasa a ser la historia de las posibles versiones que no vivimos.
¿Cómo resolver el hecho de que no podemos vivir todas nuestras oportunidades a la vez? ¿Implica esto que no alcanzaremos nunca nuestro verdadero potencial? Debo admitir en esta parte, que logré terminar de leer The Midnight Library. Y creo que lo logré principalmente porque presenta una teoría que conforta al eliminar el sacrificio de renunciar a las cosas que no fueron. ¿Qué tal si todas estas vidas paralelas existieran de forma simultánea en algún lugar desconocido del universo?
En la realidad material y tangible, sé que nunca llegaré a vivir o tener todas las posibilidades que se me han presentado en el tiempo. Y sin embargo, siento cierta tranquilidad e ilusión al imaginar que en algún espacio sí existen otras infinitas versiones de mí, viviendo a tope cualquiera de los escenarios que no pude materializar en este paso por la tierra. De igual forma, imagino cómo en estas vidas no vividas, probablemente sea una persona distinta en consecuencia de las situaciones y experiencias vividas en ese momento. Y ahí entra una nueva cuestión, ¿estaría dispuesta a renunciar a quién soy hoy?
Me dedico a pensarlo y la respuesta es no. Hoy, empezando una nueva etapa en tantos sentidos, quizá la mejor, no cediera nada que cambiara el resultado. Naturalmente, eso conlleva sus pérdidas y sacrificios. Pero cuando recuerdo esas cosas que me duele haber perdido, siento cómo se apaciguan mi mente y mi espíritu con pensar que quizá en algún otro universo sí tuve todas esas cosas. Que en algún lugar hay otra Cristina disfrutando de las cosas que no pude tener. De repente, quizá sí encuentro alivio en pensar que sí lo he tenido todo, aunque en vidas distintas a esta que existen en el desconocido.
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