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Ser un poco más auto conscientes

Matt Mochary en “The Great CEO Within”, dedica toda una sección a un termino que se ha vuelto sumamente popular en los círculos empresariales: el “liderazgo consciente”. Una filosofía que se caracteriza por el compromiso pleno de liderar considerando la influencia que se tiene sobre los demás, no solo en nuestro decir, sino en nuestro hacer y por ende nuestros patrones de comportamiento.



Si bien Mochary habla del liderazgo consciente en el contexto de dirigir empresas, mientras leía muchos de los puntos que distinguen a un directivo consciente, no podía dejar de pensar en qué tan extrapolable era todo a nuestras vidas, tanto dentro de nuestras empresas como en la cotidianidad.


Para dimensionar un poco este argumento, les dejo los puntos más importantes de lo que caracteriza el liderazgo consciente de acuerdo a Mochary:

  • La primera señal de un líder consciente es la auto consciencia y la búsqueda de la verdad. Luego pausar, tomar un respiro, y reclamar el espacio propio para así entrar en lo que se llama ‘un estado de curiosidad permanente’.

  • Se asume el rol de dirigir a los demás estando más interesado en aprender que en tener la razón.

  • Reconoce cuándo emociones como el miedo, la ira o la tristeza se apoderan de nuestros procesos de pensamiento, y luego se busca liberarlas para regresar a ese estado de curiosidad en el que estamos abiertos a nuevas ideas y a la creatividad,

  • Hay que tomar responsabilidad de forma radical ante las circunstancias de nuestra vida (físicas, emocionales, mentales y espirituales). Esto implica un acto mucho más amplio, que es dedicarse continuamente a conocerse a uno mismo.

  • Debemos sentir nuestras emociones en toda su extensión. Cada sentimiento que experimentamos nos invita en una forma específica a crecer en nuestro autoconocimiento. Además, son nuestros sentimientos y emociones los que añaden riqueza, matices y color a nuestras vidas.

  • Comprometerse a ver cada interacción como una oportunidad de aprender.

  • Se aprende a accesar los tres centros de la inteligencia: la cabeza, el corazón, y el instinto.

  • Tenemos que vivir comprometidos con nuestra verdad, y sobre todo ser capaces de expresarnos con franqueza.

  • Hay que vivir en apreciación. La apreciación se compone de dos partes, la el reconocimiento emotivo y el incremento de valor. Debemos estar dispuestos no solo a entregar apreciación a los demás, sino también estar abiertos a recibir reconocimiento cuando otros buscan vivir en apreciación con nosotros.

  • Es necesario balancear el trabajo y la diversión en nuestras vidas. Nuestra energía se maximiza cuando descansamos y honramos nuestros ritmos personales. Cuando nos divertimos, entramos en modo reset.

  • Reconocer que lo opuesto a mi narrativa personal es tan verdadero como mi interpretación de los hechos. Nuestras historias y contextos no son absolutas.

  • La empatía es la clave del éxito.

¿Cuántas de estas cosas nos llevarían a conectar en mayor plenitud si las implementáramos fuera de la oficina también?


Vivimos nuestras vidas llenos de opiniones que damos por absolutas, y en una pelea constante de imponerlas o hacer que estas prevalezcan en nuestra realidad (aún sin darnos cuenta). Y por otro lado, pensamos continuamente en tener y adquirir. No siempre son cosas materiales, sino experiencias o vivencias, pero en esencia la acción es la misma y parte de la carencia y el extrañar lo que no está o no se tiene.


En fin, aplicar el liderazgo consciente nos hace ser más vulnerables, y sobre todo, aceptarlo. No es coincidencia que los estudios y testimonios de ejecutivos que aplican esta filosofía reconozcan que el principal resultado es perder el miedo. Cuando nos aceptamos como somos, apreciamos nuestra realidad, y vivimos movidos por la curiosidad, no hay que temer a los errores ni a que las cosas salgan de manera distinta de lo que esperamos.


Ser más conscientes sobre nosotros mismos suena como una carga considerando todo lo que tenemos que resolver en el día a día siempre. Sin embargo hay cosas pequeñas que podemos realizar que nos ayudan a entrar en ese hábito de la auto consciencia. Al final de cada día, podemos hacer un repaso de nuestras emociones, ¿qué nos irritó? ¿qué nos agradó? Si pasamos un mal rato, ¿fue ese suceso específico la razón o más bien un detonante? ¿Cuáles emociones primaron mi estado de ánimo?


Siempre he dicho que las cosas hay que llamarlas por su nombre y su apellido sin importar lo incómodo que sea. Es la única manera en la que podremos reconocer e identificar los puntos de mejora a futuro. Nuestras emociones y estados de ánimo no son la excepción, y el liderazgo consciente nos empuja como personas a nombrar nuestros comportamientos y sus detonantes por lo que son.


Esto en el largo plazo tiene resultados infinitos. Desde enseñarnos a llevar vidas más plenas al ser empujados por la curiosidad y la apreciación de las cosas, a identificar y prevenir las cosas que nos drenan y sacan lo peor de nosotros. La auto consciencia es una de esas cosas que cuesta poco aplicar, pero trae resultados positivos. Solo hace falta decidirlo sin miedo.

 
 
 

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