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¿Qué hacemos con la incertidumbre?

Cada cierto tiempo, a pesar de siempre tener cosas que hacer y una rutina bastante activa, siento que mi mundo se paraliza con distintas preocupaciones. ¿Estoy en el lugar correcto en este momento de mi vida? ¿Cuál debería ser el próximo paso? ¿Debería empezar de cero? ¿Estoy contenta? ¿Es esta una crisis de momento, o una verdadera introspección?


Sí, tengo estabilidad, que en tiempos como estos es más que importante. Sigo teniendo un trabajo que me hace matar el tiempo, hobbies, tiempo para ejercitar, tiempo para compartir (creado a mi fuerza, porque los únicos dueños de nuestro tiempo somos nosotros) con los demás y conmigo misma. Pero eso no quita que estas preguntas y otras más se me presenten continuamente. Y me cuesta tener alguna respuesta para cualquiera de ellas. Muchas, cuando las respondo, me generan otras dudas más grandes. Ahora mismo para mí, lo único claro es que nada está tan claro.


Mientras más reflexiono sobre estos temas, estas dudas… puedo identificar un punto en común en todas ellas. Todas hacen crecer mi miedo a la incertidumbre.


Nunca he sido amiga de la incertidumbre. Podría decir que en muchas ocasiones, saca lo peor de mí. Me desmotiva, me causa cambios de ánimo, caigo en ser híper pesimista, entre otras actitudes que realmente no me representan. Años de entrenamiento mental, lecturas, viajes y terapias pasan a la nada cada vez que me enfrento al simple hecho de no saber qué sucederá y la inseguridad que eso conlleva.¿Por qué es tan complicado aceptar algo tan normal en el universo?


Gran parte de esto se debe a que no tener el control de las cosas nos hace sentir vulnerables. Resistirnos a la incertidumbre es algo perfectamente normal. Sin embargo, es un desgaste estar siempre preocupada y en dudas con lo que pueda pasar. Me priva del presente y de mi futuro. Y no soy la única. Indagando en lecturas, películas, conversaciones, la incertidumbre es un punto recurrente que en muchos casos nos despierta el miedo, ansiedades, y todo lo que sea antítesis de serenidad. Pero en este proceso, también descubrí que hay personas que encuentran belleza en este fenómeno, y aprenden a sacar el máximo provecho de la misma.


El poeta austriaco Rainer Rilke, en múltiples de sus escritos, nos invita a abrazar la incertidumbre consciente de que todas estas situaciones se resolverán eventualmente en su momento correcto. Quizá su obra Cartas a un Joven Poetasea la mayor exponente de la defensa de Rilke hacia abrazar la incertidumbre y las preguntas que nos planta la vida.

Vive hoy las preguntas, quizás algún día todavía distante vivas las respuestas, incluso sin saberlo.
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¿Y exactamente qué significa vivir las preguntas? Podríamos decir que es un sinónimo de vivir el presente sin dar mucha mente a lo que venga en el futuro, que en su momento llegará. Y sí, una vez más, algo mucho más fácil decir que hacer. Pero cuando entendemos que la incertidumbre es una reacción adaptativa hacia las cosas que no están previstas y no controlamos, y lo aceptamos, podemos usarla como impulso para tomar acciones, aunque sean pequeñas, que nos permitan construir una mayor sensación de seguridad.


Vivir las preguntas nos invita a centrarnos en lo que ocurre ahora en vez de resolver todas las cosas del futuro a la primera. Significa elegir las batallas. Se trata de actuar desde donde es posible en este momento y trabajar con lo que tenemos a nuestro alcance en cada una de las situaciones que se nos presenten.


Aun sabiendo esto, definitivamente se necesitan agallas para seguir viviendo en un mundo tan incierto y mantener la dirección clara hacia las cosas que nos apasionan. Da miedo. Y en el proceso de reflexionar esto recuerdo una cita del Tratado de las Pasiones del Alma de René Descartes:

“No hay justificación para el miedo a lo desconocido: pues frecuentemente las cosas que más nos aterran, antes de experimentarlas, resultan ser mucho mejores que aquellas que deseábamos.”

Tanto Rilke como Descartes, con sus recomendaciones y declaraciones, demuestran que son conscientes de que la incertidumbre es un estado que cambia en el tiempo, y sobre todo, que con mayor conocimiento se resuelve por sí mismo. Por lo que esos momentos en los que nos encontremos paralizados por la incertidumbre que se nos presenta, son más momentos a aprovechar para calibrar lo que somos, donde estamos, lo que queremos, para empujarnos a lo que pueda ser. Al final muchas veces la solución para resolver nuestros miedos a la incertidumbre es lanzarse al vacío para confirmar que la respuesta sea la correcta.


Lo más curioso es que cuando decidimos lanzarnos, muchas veces las respuestas empiezan a presentarse por sí mismas. Nada sucede por coincidencia. Y no queda otra que darle la razón a Descartes porque, casi siempre, las respuestas terminan siendo mucho mejores de lo que deseábamos.

 
 
 

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