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Lecciones de tres décadas


Hoy celebro tres décadas de aventuras, viviendo un recorrido que más que lineal ha sido la suma de un laberinto más una montaña rusa. En tres décadas he vivido una transformación tecnológica, una pandemia, el crash de las economías, una generación que en múltiples aspectos se redefine por la hiperconectividad. En fin, tres décadas bien moviditas.


Esta vuelta al sol me recibe con un total reset en todos los aspectos de mi vida. Sin saberlo ni esperarlo, el universo me ayudó a realizar limpieza para empezar esta nueva etapa de mi vida con toda la apertura y disposición de aceptar lo que se presente tal y como venga.


Así que asumo lo que viene con toda la emoción y entusiasmo que traen las nuevas aventuras, pero sin olvidar lo que los últimos años a través de sacrificios, triunfos y pérdidas me han dejado. Hoy les dejo un pequeño resumen de los tres mantras que llevo conmigo.


Nunca sacrificar mi esencia

Quizá lo más difícil a medida que uno evoluciona es mantenerse fiel a su verdad. La vida pasa a su manera, y muchas veces muy distante de nuestras expectativas, pero siempre debemos preguntarnos ‘cómo puedo mantener quién soy o quién quiero ser?’. No es algo que sea fácil ni claro en todo momento, pero sí existe una tranquilidad interior sumamente poderosa en mantener lealtad hacia nuestra esencia.

El amor propio es nuestra fuente de energía para atravesar todos los retos, pero solo puede serlo si es auténtico y se dirige quienes somos en verdad, no a lo que decimos ser, o a lo que la gente entiende que somos (muy fácil confundir estas tres manifestaciones). Cuando somos conscientes de nuestra esencia y forma de ser, tenemos mucho más poder para aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras que sí podemos cambiar. El amor propio es el que llena esos vacíos con los que sanamos las heridas y seguimos adelante.


Descubrir y escuchar mi verdad como persona quizá sea uno de los momentos más liberadores que he tenido hasta hoy. Y eso, que aún exploro y empujo mis límites para seguir conociéndome, pues ninguna verdad es absoluta ni estática. Pero conocer mi esencia me permite no ser siempre perfecta, no dar a vasto, priorizar las cosas que sí quiero y transparentar lo que no me interesa. Conocer mi verdad me entrega la serenidad de salir a explorar y exponerme a todo lo que la vida me presenta, consciente de que esa es la única forma de vencer mis miedos y crecer.

Sin importar lo que pase, todo estará bien

Las cosas tienen su forma de ser sin importar nuestros deseos. Hay que navegarlas confiando que todo se posiciona en el lugar que debe ser. Todos tenemos nuestro mapa de lecciones que aprender y de riesgos a tomar. De pérdidas y triunfos. Nuestra esencia, nuestra personalidad, se transforma continuamente por las cosas que vivimos. Debemos apreciarlas sabiendo que nos suceden para acercarnos a lo que debemos ser.

Solo reconocemos las cosas buenas porque hemos vivido las malas. Todo en nuestra vida se trata de contexto. Y muchas veces esos momentos de desesperación y de quiebre son realmente revelaciones. Exponen nuestra necesidad de cosas nuevas. Esta tensión es el momento clave de nuestro crecimiento, y una vez empezamos a ver las cosas con esta perspectiva, aprendemos a confiar en que todo se posiciona en su lugar para nuestra mejor vida.


Siempre vivir en agradecimiento

La gratitud es quizá una de las emociones más poderosas que podemos sentir. Tiene la capacidad de otorgarnos perspectiva inclusive sobre aquellos hechos que en el momento no coinciden con nuestras expectativas.

A principios de año fijamos como meta trabajar la gratitud de forma consciente. Vimos los beneficios que tiene sobre nuestras vidas a nivel de nuestra salud, pero también sobre nuestra energía y nuestras experiencias. Tal como lo planteó Séneca,“deberíamos intentar por todos los medios sentirnos lo más agradecidos posible. La gratitud es buena para nosotros mismos […] regresa en gran medida a sí misma.


Y efectivamente, vivir desde el agradecimiento no solo permite disfrutar lo que está presente, sino que también atrae nuevas bondades y vivencias a disfrutar.

 
 
 

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